Los sonidos de las bombas y de ametralladoras lejanas se entremezclan con los gritos de terror de mujeres y niños buscando refugio ante los inminentes ataques. La guerra ha invadido los alrededores de la, hasta ahora, segura capital de los rebeldes en Libia, Bengasi. Las tropas leales al lider libio, Muamar Al Gadafi, han comenzado a posicionarse en los alrededores de la ciudad mientras empujan, cada vez, más a los rebeldes hacia las posiciones del este.
La línea del frente rebelde se resquebraja poco a poco mientras miles de civiles huyen despavoridos ante el temor de las represiones por parte del ejército leal al dictador. El futuro de la revolución es incierto, mientras se debate la "sí" o "no" intervención, por parte de EEUU y la UE, para crear una zona de exclusión aérea que minimice el poder de la aviación de Gadafi. El drama se cierne sobre los insurrectos y sus dirigentes políticos.
Todas las posiciones rebeldes del oeste del país ya han caído. En Zauiya, en las estribaciones de Trípoli, la rebelión ha sido aplastada brutalmente. En la capital ya nadie protesta. "Hay arrestos arbitrarios y desapariciones forzadas", denuncia Human Rights Watch.
El destino de la revolución se oscurece día a día. ¿Qué pasará con todos aquellos que apoyaron el levantamiento?¿Se permitirá, por parte de los organismos internacionales, que todos los crímenes perpetrados por el régimen de Gadafi queden impune?
Probablemente no tardemos mucho en conocer las respuestas a estas preguntas.
